Los azúcares contenidos en la melaza tienen una gran importancia desde el punto de vista de aportar a los animales una fuente energética que pueda cubrir sus necesidades y a un precio económicamente interesante.
Pero en muchos casos las melazas se utilizan más por su agradable olor y sabor que por su valor energético. Así ese buen sabor y aroma actúan estimulando el apetito, produciéndose un aumento de los niveles de ingestión de los alimentos melazados, y por otro lado permite utilizar otros alimentos y elementos de mal sabor que pueden ser rechazados por los animales (por ejemplo cereales de baja calidad, urea, minerales, etc.).
Las melazas son particularmente apreciadas en la alimentación de los rumiantes, especialmente para ganado vacuno lechero y para el ganado ovino, puesto que estimulan el crecimiento de la flora ruminal y hace que los animales aprovechen de una forma más efectiva los alimentos fibrosos tales como la paja, heno, etc. Las melazas pueden tener un gran valor cuando se alimenta a los rumiantes con materia fibrosa y se añade como suplemento un pienso melazado, ya que las melazas incrementan la digestibilidad de los forrajes y aumentan por lo tanto el valor alimenticio de toda la ración.
Diversos trabajos han podido demostrar que incrementando los niveles de melaza en la ración se aumenta la digestibilidad de la fibra bruta, y de la materia orgánica en general, hasta niveles de inclusión del 16% de melaza, lo cual es perfectamente factible si se dispone del equipo adecuado.
Debido al elevado precio de los alimentos proteicos ha sido necesario buscar nuevas fuentes para el suministro de nitrógeno a los animales, utilizándose la urea para los rumiantes debido a la posibilidad de aprovechar el nitrógeno no proteico. Pero para poder aprovechar éste, precisan disponer de una fuente de energía, para lo cual las melazas resultan particularmente valiosas, además de enmascarar el mal sabor de la urea.
Otro aspecto importante que se ha de considerar es el hecho de que las melazas son muy útiles para prevenir la formación de polvo que se origina durante la producción y utilización de los piensos lo que resulta en pérdidas físicas de alimento, así como para el mantenimiento de las condiciones higiénicas, ya que los animales son propensos a padecer enfermedades bronquiales causadas por el polvo o vehiculadas por éste, especialmente en el ganado porcino, pero también en aves y rumiantes.
Por otro lado, la melaza actúa favoreciendo la fabricación de gránulos y pellets, ya que aumenta el rendimiento de las prensas y permite obtener un gránulo de mejor calidad, puesto que al actuar como aglomerante permite preservar la estructura del gránulo cuando se almacena y transporta, con lo que las rupturas son mínimas.
Al valorar las melazas deben considerarse los siguientes aspectos:
- es una importante fuente de hidratos de carbono, con un elevado valor energético y económicamente muy interesante.
- su excelente sabor y olor actúan aumentando el apetito, provocando un aumento de la ingestión y grandes incrementos de peso, facilitando también la utilización de piensos de menor calidad.
- en la alimentación de los rumiantes, permite utilizar forrajes de baja calidad así como fuentes de nitrógeno inorgánico (principalmente urea).
- elimina la formación de polvo durante el proceso de fabricación y al distribuirlo a los animales, igualmente actúa como agente aglomerante que facilita la formación de gránulos o pellets.
Actualmente se hacen las formulaciones mediante programas de nutrición animal. En esas formulaciones aparece un porcentaje de melazas y dependiendo de su precio relativo, los límites superiores de inclusión dependerán parcialmente de su composición nutritiva y de los límites de la maquinaria disponible para el manejo de las melazas, así como su mezcla con los otros ingredientes a utilizar.
En aquellas ocasiones en las cuales se consideran los factores de palatabilidad, estímulo del apetito, facilidades para hacer el granulado, etc. los porcentajes de inclusión que aparecen son más elevados.